17 julio 2014

Hoy es 17 de julio, jueves de la XV semana de Tiempo Ordinario.

Hoy es 17 de julio, jueves de la XV semana de Tiempo Ordinario.
Hoy Señor, quiero reposar mi vida y estar un rato contigo. Hago silencio, para que tu palabra venza mi sordera. Cierro los ojos para ver con el corazón. Respiro hondo para que el aliento de tu presencia llegue hasta mis entrañas. Confío a ti mi vida, porque tu me conoces en la intimidad y me amas como soy.
La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 11, 28-30):
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Jesús, me invitas a cargar con un yugo y a llevar una carga. Pero me llamas a vivir de otra manera. A vivir con tu estilo. A esforzarme con los problemas y a vivir con tu misma pasión. Me pregunto, Señor, qué significa el descanso de los que llevan tu carga. ¿Cómo se encuentra el reposo cuando se acepta tu yugo?
Quiero reconocer mis cansancios habituales. A veces me falta energía, y es como si me faltasen las fuerzas. En esos momentos necesito escuchar tu voz que dice: yo te aliviaré.
Señor, te presento lo que me agobia. Pongo en tu presencia mis angustias. Las nombro con una sola palabra. No hace falta más, porque tú me conoces.
Vuelvo a leer tu palabra. No me propones una vida cómoda. Parece que no quieres para mí una vida fácil.
Deseo
Sencillo quiero ser como Tú eres
El alma transparente como el día.
La voz sin falsear y la mirada
profunda como el mar, pero serena.
No herir, pero inquietar a cada humano
que acuda a preguntarme por tus señas.
Amar, amar, amar, darme a mí mismo
de balde cada día y sin respuesta.
Ser puente y no llegada, ser camino
que se anda y se olvida, ser ventana
al campo de tus ojos y quererte.
Descanso quiero ser, vaso de vino
de dios para los hombres cuando vengan
con polvo sobre el alma de buscarte.
Valentín Arteaga (en «Dios en Voz Baja)
Quiero terminar esta oración, Señor Jesús, aceptando tu invitación. No quiero estar solo en mis agobios. No quiero vivir en soledad lo que me pesa. No te pido una vida fácil. Te pido que tú estés conmigo y que tu vida pueda ser reposo para la mía. Así te lo presento. Así te lo pido.
Alma de Cristo, santifícame,
Cuerpo de Cristo, sálvame,
Sangre de Cristo, embriágame,
Agua del costado de Cristo, lávame,
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme,
no permitas que me aparte de ti,
del maligno enemigo, defiéndeme.
y en la hora de mi muerte, llámame,
y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe
por los siglos de los siglos.
Amén.

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