14 abril 2014

Tradiciones humanas y tradición apostólica

Iniciamos hoy la Semana Santa. Es la gran Semana para todos los cristianos. Y en muchas partes, la Semana Santa, además de los Oficios propios de estos días, conlleva también una serie de tradiciones. A menudo, a estas tradiciones se les da más importancia que a las celebraciones litúrgica, como si celebrar la Semana Santa consistiese en participar en esas tradiciones. Por eso es importante distinguir entre “tradiciones humanas”, que son las costumbres conservadas en un pueblo y que se han transmitido de padres a hijos, y la “Tradición Apostólica” (del latín tradere: transmitir), que como dice el Catecismo es la transmisión del mensaje de Cristo llevada a cabo por la predicación, el testimonio, las instituciones, el culto y los escritos inspirados, y que se realiza de dos modos: con la transmisión viva de la Palabra de Dios y con la Sagrada Escritura. Lo que da sentido y contenido a la Semana Santa no son las tradiciones humanas, sino la Tradición Apostólica que hemos recibido.

En este primer día de la Semana Santa, el Domingo de Ramos, hay algunas tradiciones humanas: llevar las palmas, a ser posible muy elaboradas, o los ramos de olivo, por los que a veces hay verdaderas riñas en las puertas de los templos para conseguirlos… También en algunos lugares es tradicional estrenar una prenda de ropa este día, de acuerdo con el dicho popular: “Domingo de Ramos, el que no estrena no tiene manos”… Estas tradiciones son las más vistosas, las más populares, pero lo que la Tradición Apostólica nos transmite hoy es que Jesús fue recibido en Jerusalén por una multitud entusiasta que le aclamaba: ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Viva el Altísimo!... La misma multitud que poco después gritó: ¡Que lo crucifiquen!
La Tradición Apostólica nos transmite que Jesús, en su Pasión, cumplió lo que había dicho Isaías y que hemos escuchado en la 1ª lectura: no se rebeló ni se echó atrás, ofreció la espalda a los que le golpeaban, no ocultó el rostro a insultos y salivazos.
La Tradición Apostólica de este día se resume en la 2ª lectura: Cristo, a pesar de su condición divina… tomó la condición de esclavo… se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Esto es lo que da sentido y contenido al Domingo de Ramos, y no las tradiciones humanas. Esto es lo que hoy debemos reflexionar, contemplar, orar, celebrar.¿En estos días doy excesiva importancia a las tradiciones humanas? Hoy, por ejemplo, ¿me he preocupado más por conseguir un ramo de olivo que por prepararme las lecturas? ¿Sabía cuál era la Tradición Apostólica que da sentido y contenido a este día? ¿Qué me impresiona más, con qué personaje me identifico?
Contemplando a Cristo en su Pasión, debemos pasar a un segundo o tercer plano las tradiciones humanas para acoger la Tradición Apostólica, que es lo fundamental. Profundicemos en lo que significa que siendo inocente se entregó a la muerte por los pecadores, y aceptó la injusticia de ser contado entre los criminales. De esta forma, al morir destruyó nuestra culpa, y al resucitar, fuimos justificados (Prefacio). Hagamos nuestra de corazón la oración colecta de hoy: que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriosa resurrección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario