14 abril 2014

Recursos Jueves Santo

“Otro” Pan (la Cena del Señor): Cada uno busca “su” propio pan, para apropiárselo en servicio de sí mismo. La “propiedad privada” convertida en absoluto, sin límite ninguno, la riqueza de pocos en detrimento de muchos. Jesús nos regala “otro pan”, que es “SU” pan (Él mismo) servido y repartido, que transforma “mi” pan en un pan “nuestro”, diferente: el pan “de todos” en beneficio de muchos. El pan de Jesús que se parte para re-partirse.

UN TEXTO
«Gracias al relato de la Cena, sabemos (podemos «conocer internamente», diría Ignacio de Loyola) lo que había en el interior de Jesús ante su muerte. Sin la Eucaristía, sería posible pensar que murió por una especie de «lógica de la necesidad», porque no podía ser de otro modo. Sabemos que no fue así: la noche en que iba a ser entregado, cuando su vida estaba en peligro, pero aún no había sido detenido y todavía estaba abierta la ocasión de escapar de una muerte que le pisaba los talones, él hizo el gesto de ponerse entero en el pan que repartió, e hizo pasar la copa con el vino de una vida que iba a derramarse hasta la última gota. y aquel gesto y aquellas palabras, recordadas en cada Eucaristía, nos permiten adentrarnos en el misterio de una voluntad de entrega que se anticipa a la pérdida: nadie puede arrebatarle la vida; es Él quien la entrega voluntariamente (cf. Jn 10,18).
Siempre he pensado que las explicaciones «satisfactorias» (todo aquello de la ofensa infinita y de un dios neurótico necesitado de una víctima que le diera reparación adecuada) están grabadas de manera tan indeleble en el pueblo cristiano porque, en el fondo, nos hacen el favor de dejarnos a nosotros fuera de ese «ajuste de cuentas» entre el Padre y Jesús. Y eso nos resulta más cómodo que hacer de su entrega un estilo de vida, un camino de seguimiento, una llamada perentoria a continuar viviendo eucarísticamente, es decir, escapando de la espiral de la codicia y de la posesividad, para entrar en la danza de la vida que no se retiene, en el gozo extraño de ofrecerse y darse, de desvivirse, de entregar todo lo que se es y se tiene» (Dolores Aleixandre, Bautizados con fuego, Ed. Sal Terrae, Santander 1997, pp. 74-75).
UNA CANCIÓN PARA ESCUCHAR
“Haznos ofrenda” (Cecilia Rivero, álbum “Espacio habitado”):http://www.youtube.com/watch?v=2kszI65qJ7c
UN POEMA
“Mis manos” (Pedro Casaldáliga)
Versiones musicales:
J.A. Espinosa, álbum “A los que ama el Señor”;
Johny Alf- Pedro Casaldáliga, álbum “Las siete palabras” (Ed. Paulinas, Sao Paulo)
Mis manos, esas manos y Tus manos:
hacemos este gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.
Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.
El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser contigo el pan de cada día.
Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.

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