08 marzo 2014

Papa Francisco: "Pintar al Papa como si fuese Superman me resulta ofensivo"


“Me gusta estar entre la gente, junto a los que sufren, y andar por las parroquias. No me gustan las interpretaciones ideológicas, una cierta mitología del papa Francisco. Cuando se dice, por ejemplo, que salgo de noche del Vaticano para ir a darles de comer a los mendigos de Via Ottaviano... Jamás se me ocurriría. Sigmund Freud decía, si no me equivoco, que en toda idealización hay una agresión. Pintar al Papa como si fuese una especie de Superman, una especie de estrella, me resulta ofensivo. El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Es una persona normal”. Así de rotundo se muestra el Papa Francisco en una entrevista en el Corriere della Sera al ser preguntado por la “franscicomanía”.

Ha pasado un año desde su proclamación como Pontífice y en la entrevista que hoy ha sido publicada, el Papa Francisco explica desde sus continuas llamadas de teléfono: “Es un servicio. Me sale así”, hasta cuestiones de gran importancia dentro de la Iglesia: “Empecé a gobernar buscando poner en práctica todo lo que había surgido en el debate entre los cardenales de las diversas congregaciones. Y en mis acciones espero contar con la inspiración del Señor”.

Relación con Benedicto XVI y estilo "franciscano" de gobierno

Durante la entrevista el Papa Francisco aborda la relación con su predecesor Benedicto XVI: “El Papa emérito no es una estatua de museo. (..) “Él es discreto, humilde, no quiere molestar. Lo hablamos y juntos llegamos a la conclusión de que era mejor que viera gente, que saliera y participara de la vida de la Iglesia” y habla de su estilo "franciscano" de gobierno en la Iglesia: “El Papa no está solo en su trabajo porque es acompañado por el consejo de muchos. Y sería un hombre solo si decidiese sin escuchar a nadie o fingiendo que escucha. Pero hay un momento, cuando se trata de decidir, de poner la firma, en el cual queda solo con su sentido de la responsabilidad.


Sobre los cambios en este primer año de pontificado ofrece claros ejemplos: “Se había hablado de la situación espiritual de las personas que trabajan en la curia, y entonces empezaron a hacer retiros espirituales. Había que darles más importancia a los ejercicios espirituales anuales: todos tienen derecho a pasar cinco días de silencio y meditación, mientras que antes en la curia se escuchaban tres rezos al día y después algunos seguían trabajando” y recuerda que la ternura y la misericordia son la esencia y “el corazón del Evangelio”.

Temas polémicos: abusos de menores, pobreza, globalización y familia.

El Papa Francisco no evita ningún tema y contesta, por ejemplo, a una pregunta sobre el abuso de menores: “Benedicto XVI fue muy valiente y abrió el camino. Y siguiendo ese camino la Iglesia avanzó mucho. Tal vez más que nadie. Las estadísticas sobre el fenómeno de la violencia contra los chicos son impresionantes, pero muestran también con claridad que la gran mayoría de los abusos provienen del entorno familiar y de la gente cercana” y continúa mostrando la transparencia de la Iglesia: “La Iglesia Católica es tal vez la única institución pública que se movió con transparencia y responsabilidad. Ningún otro hizo tanto. Y, sin embargo, la Iglesia es la única en ser atacada”.

De igual manera habla de la pobreza o de la globalización financiera. El Papa Francisco explica que la pobreza “nos aleja de la idolatría. “Y a quienes tienen sus graneros llenos de su propio egoísmo el Señor, al final, les pedirá cuentas”, añade. Sobre el problema de la globalización, afirma: “La actual globalización "esférica" económica, y sobre todo financiera, produce un pensamiento único, un pensamiento débil. Y en su centro ya no está la persona humana, sólo el dinero”.

La familia, eje central de la actividad del consejo de los ocho cardenales también es abordada en la entrevista y el Papa Francisco pide evitar quedarse en la superficie del tema: “Los jóvenes ya no se casan. Hay muchas familias separadas, cuyo proyecto de vida común fracasó. Los hijos sufren mucho. Y nosotros tenemos que dar una respuesta. Pero para eso hay que reflexionar mucho y en profundidad” y reflexiona sobre el informe del cardenal Kasper: “Los cardenales sabían que podían decir lo que quisieran, y presentaron puntos de vista diferentes, que siempre son enriquecedores”, ante el que reconoce que buscó el debate abierto y fraterno: “hace crecer el pensamiento teológico y pastoral. Eso no me atemoriza. Es más: lo busco”.

De esta manera recuerda que “el matrimonio es entre un hombre y una mujer” y muestra que las uniones civiles sirven para “regular aspectos económicos entre las personas, como, por ejemplo, la obra social. Hay que ver cada caso y evaluarlos en su diversidad”.

La mujer, vida y control de la natalidad.

“Es verdad que la mujer puede y debe estar más presente en los puestos de decisión de la Iglesia”, afirma el Papa Francisco: “Pero a esto yo lo llamaría una promoción de tipo funcional. Y sólo con eso no se avanza demasiado”. El obispo de Roma quiere darle gran importancia al principio mariano que guía a la Iglesia de la mano del principio petrino y recuerda que “La Virgen es más importante que cualquier obispo y que cualquiera de los apóstoles. La profundización teologal ya está en marcha”.

En el tema bioético y de la vida, el Papa Francisco retoma el texto de la “Humanae Vitae” y se pregunta por la interpretación que se ha hecho del texto: “El tema no es cambiar la doctrina, sino ir a fondo y asegurarse de que la pastoral tenga en cuenta las situaciones de cada persona y lo que esa persona puede hacer. También de eso se discutirá en los preliminares del sínodo” y sobre la eutanasia destaca que no es un especialista en argumentos bioéticos: “Pastoralmente, en estos casos, yo siempre he aconsejado los cuidados paliativos. En casos más específicos, de ser necesario, conviene recurrir al consejo de los especialistas”.

Nostalgia de Argentina y viajes del Papa

El Papa Francisco muestra no sentir nostalgia de Argentina y afirma no tener pensado ir antes de 2016, puesto que: “Ahora tengo que ir a Tierra Santa, a Asia y después a África”.

Este primer viaje a Tierra Santa le sirve al Papa para explicar que “la teología ortodoxa es muy rica” y para mostrar que la ansiedad de todos “por obtener resultados cerrados” en la intercomunición entre católicos y ortodoxos. Sobre su segundo viaje muestra que mantiene contacto con el pueblo chino: “Es un gran pueblo al que quiero mucho”.

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