Domingo 4° de Cuaresma
1-
Entrada:
En este camino de
la Cuaresma, el fin de semana pasado Jesús se nos manifestaba como agua de Vida
Eterna, hoy lo hace como Luz del mundo para que veamos y nosotros mismos seamos
luz.
2-
Liturgia de la Palabra:
La Palabra de Dios nos abre
los ojos para que veamos la verdad y no nos dejemos engañar por las
apariencias. Escuchemos con atención.
3-
Oración de los fieles:
Para vivir como
hijos de la luz, elevémosle juntos nuestras intenciones a Dios, diciendo: abrí
nuestros ojos, Señor.
-
Por el Papa Francisco y todos los Obispos,
para que siempre tengan la luz de Cristo para iluminar a la Iglesia y al mundo
entero.
-
Por los que dirigen las
naciones, para que no cierren sus ojos a la realidad y tengan la luz necesaria
para resolver los problemas.
-
Por los padres de familia, para que con la luz del Señor
sepan discernir lo que agrada a Dios y se lo enseñen a sus hijos evitando así
las obras de las tinieblas.
-
Por los que viven en la oscuridad del mal,
para que encuentren a Jesús en sus vidas y se conviertan a la bondad, la
justicia y la verdad.
4-
Ofrendas:
Dios no mira las
apariencias, ve el corazón. Realicemos nuestra ofrenda al Señor con generosidad
y humildad. Cantemos.
5- Comunión:
El Señor nos
prepara una mesa y nos invita a participar de ella. Vayamos cantando a comulgar para encontrarnos con Jesús como lo
hizo aquel ciego de nacimiento.
6-
Despedida:
Habiendo recibido
la luz de Cristo, vayamos a iluminar el mundo con la verdad, la justicia y la
bondad. Nos despedimos cantando.
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