20 marzo 2014

Fichas lecturas para niños, 3º Domingo Cuaresma, 23 marzo

Foto: Domingo 23 de Marzo – 3° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

Juan 4, 5-42: “El que beba el agua que yo le daré nunca más tendrá sed”

Cristo se presenta ante la samaritana como una persona fatigada, sedienta de tanto caminar, como quien tiene urgencia de saciar una necesidad propia del organismo. Se presenta como hombre. 

Podría haberse aparecido de otra forma por ejemplo diciéndole inmediatamente que era el Hijo de Dios o haciendo manar gran cantidad de agua del pozo, para que supiese enseguida quién era. No obstante, la pedagogía de Cristo es una pedagogía de amor, de espera, de comprensión, de respeto a la propia libertad.

Cristo está sediento y en esta cuaresma se acerca al pozo de nuestra vida para que le "demos de beber". O, mejor dicho, para caer en la cuenta de que los sedientos somos nosotros. "Si conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de beber..." Somos nosotros los que tenemos necesidad de beber su agua sólo nos hace falta conocer quién posee esta agua. (Catecismo dela Iglesia Católica No. 2560)

Podemos preguntarnos ¿por qué no conocemos ese don de Dios? ¿Qué es lo que ata nuestro conocimiento para conocerlo? El mensaje de Cristo se nos presenta claro, como una luz alejada de toda sombra u oscuridad. Sin embargo, nos encontramos ante sombras que esconden el "don de Dios". Ese don no es otro que el del amor, de la conversión, de la paciencia, respeto a la vida etc. Abramos nuestro entendimiento para que como la samaritana conozcamos el don de Dios y así nuestra vida sacie la sed de conocer a Dios.


Foto: Domingo 23 de Marzo – 3° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

Juan 4, 5-42: “El que beba el agua que yo le daré nunca más tendrá sed”

Cristo se presenta ante la samaritana como una persona fatigada, sedienta de tanto caminar, como quien tiene urgencia de saciar una necesidad propia del organismo. Se presenta como hombre. 

Podría haberse aparecido de otra forma por ejemplo diciéndole inmediatamente que era el Hijo de Dios o haciendo manar gran cantidad de agua del pozo, para que supiese enseguida quién era. No obstante, la pedagogía de Cristo es una pedagogía de amor, de espera, de comprensión, de respeto a la propia libertad.

Cristo está sediento y en esta cuaresma se acerca al pozo de nuestra vida para que le "demos de beber". O, mejor dicho, para caer en la cuenta de que los sedientos somos nosotros. "Si conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de beber..." Somos nosotros los que tenemos necesidad de beber su agua sólo nos hace falta conocer quién posee esta agua. (Catecismo dela Iglesia Católica No. 2560)

Podemos preguntarnos ¿por qué no conocemos ese don de Dios? ¿Qué es lo que ata nuestro conocimiento para conocerlo? El mensaje de Cristo se nos presenta claro, como una luz alejada de toda sombra u oscuridad. Sin embargo, nos encontramos ante sombras que esconden el "don de Dios". Ese don no es otro que el del amor, de la conversión, de la paciencia, respeto a la vida etc. Abramos nuestro entendimiento para que como la samaritana conozcamos el don de Dios y así nuestra vida sacie la sed de conocer a Dios.

Foto: Domingo 23 de Marzo – 3° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

Romanos 5, 1-2.5-8: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu”

Resumiendo en un solo versículo (5,1) la exposición de la carta a los Romanos, Pablo describe la condición del cristiano en el tiempo presente: es restituido conforme al proyecto de Dios gracias a la confianza en el contenido del “anuncio de salvación”. Lo cual le concede experimentar la paz con Dios, porque está seguro del amor de Cristo. Sólo él, que con su muerte es mediador de nuestra salvación previa reconciliación, puede concedernos desde ahora acceder a la gracia, a la comunión de vida con Dios. Esta realidad suscita una alegría nueva, prenda de la gloria futura. 

Las tribulaciones contribuirán a arraigar con mayor profundidad nuestra esperanza. Pues la esperanza no defrauda, porque el Espíritu de Dios ha sido derramado en nuestros corazones como poder divino de vida nueva y arras generosas de nuestra herencia. El Espíritu da testimonio a nuestro espíritu del loco amor de Dios por nosotros en Cristo: él nos ha conseguido la salvación que nos hace justos viniendo a nuestro encuentro cuando estábamos en la remota lejanía del pecado y la enemistad. ¿Quién podrá separarnos, en el tiempo y en la eternidad de su amor.

Foto: Domingo 23 de Marzo – 3° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

Salmo responsorial 94, 1-2.6-9: “Señor, escucharemos tu voz”

Este salmo 94, desde el principio hasta la mitad es un himno de alabanza; la segunda parte es una denuncia profética.

Foto: Domingo 23 de Marzo – 3° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

Éxodo 17, 1-7: “Danos agua para beber” 

La estructura del relato es la misma de otros estereotipados episodios del desierto: falta de agua, protesta del pueblo, mediación de Moisés, orden de Dios de golpear la roca para que salga agua, ejecución de la orden.Una protesta contra el guía humano que lo es también contra el Dios invisible, un agua para beber que sacia también la sed en el sentido profundo, en cuanto que señala el poder y la actitud salvadora de Dios.

El pueblo es presentado aquí en camino entre Egipto y la tierra prometida, entre el origen y el destino, entre la servidumbre y la liberación. También en todos estos puntos los planos se superponen. En el episodio laten dos preguntas. Una se le dirige al pueblo para que examine qué hace él para alcanzar el destino hacia el que ha sido despertado. La otra la dirige el pueblo a Dios, que ha despertado en él ese destino, para que manifieste en signos perceptibles que continúa siendo fiel a su propósito. En la formulación el relato la pregunta del pueblo suena así: "¿Está el Señor entre nosotros?".

Los nombres de Masá y Meribá, etimológicamente relacionados con el hecho de tentar y de contender, de que habla el relato, son nombres de lugares por los que generalmente pasan todos los creyentes; por eso no importa mucho si ignoramos en dónde están y en qué desierto. La leyenda judía ideó que esa roca iba siguiendo a los israelitas por el desierto. Y de ahí tomó pie Pablo para glosar, desde la perspectiva del cristiano que ve en Cristo el gran signo de Dios: "Y la roca era Cristo" (1 Cor 10,4).

Foto: Domingo 23 de Marzo – 3° del Tiempo de Cuaresma  – Ciclo A

Lecturas del día: 
Éxodo 17, 1-7: “Danos agua para beber” 

Salmo responsorial 94, 1-2.6-9: “Señor, escucharemos tu voz”

Romanos 5, 1-2.5-8: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu”

Juan 4, 5-42: “El que beba el agua que yo le daré nunca más tendrá sed”

Foto: Domingo 23 de Marzo – 3° del Tiempo de Cuaresma  – Ciclo A

Juan 4, 5-42: “El que beba el agua que yo le daré nunca más tendrá sed”

Cansado del camino, Jesús se sienta junto al manantial de Jacob. Pronto llega una mujer a sacar agua. Pertenece a un pueblo semipagano, despreciado por los judíos. Con toda espontaneidad, Jesús inicia el diálogo. No sabe mirar a nadie con desprecio, sino con ternura grande. “Mujer, dame de beber”.

La mujer queda sorprendida. ¿Cómo se atreve a entrar en contacto con una samaritana? ¿cómo se rebaja a hablar con una mujer desconocida?. Las palabras de Jesús la sorprenderán todavía más: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría del agua de la vida”.


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