18 febrero 2014

Moniciones para el VII Domingo del T.O. 23 febrero

Moniciones
MONICIÓN DE ENTRADA
Recibid nuestra más fraterna bienvenida en este momento que, todos juntos, iniciamos nuestra Eucaristía del Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario. Y hoy debemos estar especialmente atentos y receptivos.
Jesús nos va a dar su lección de amor máximo, de amor de infinitud divina, que a todos nos va a costar entender: nos dice que hay que amar a los enemigos. Dios es amor y el amor a los demás es la verdadera esencia del cristianismo, pero hoy el Maestro nos pide lo más difícil: amar a quienes nos hacen daño y mucho… Sigue Jesús de Nazaret enseñando a través de lo que se ha llamado el Sermón de la Montaña que es la base doctrinal más importante del mensaje del Salvador. Y nosotros, aunque sea muy difícil, hemos de luchar para seguir el camino que Jesús nos marca… Él siempre estará con nosotros para ayudarnos a recorrer el camino, aunque sea intrincado y muy difícil.

MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
1.- La primera lectura procede del capítulo 19 del Libro del Levítico. Y nos muestra que ya Dios, nuestro Padre, encarga a su siervo Moisés que enseñe a cada miembro del pueblo elegido que tiene que amar al prójimo como a sí mismo. En realidad la enseñanza de Dios ha sido siempre la misma. Pero el pueblo judío olvidó la enseñanza divina y tuvo que venir Jesús a dar plenitud al mensaje del Padre de todos.
S.- El salmo 102 esta atribuido a David y tiene un mensaje casi idéntico al conocido salmo 50, al “Miserere”. Es, en definitiva, un himno de alabanza que recorre toda la historia de Israel señalando que todos los bienes proceden del Señor. Para nosotros mismos, hoy, debe ser una oración de agradecimiento por todo lo que somos y recibimos.
2.- Pablo de Tarso, en la segunda lectura, donde continuamos leyendo la primera Carta a los Corintios, marca la esencia predicadora y evangelizadora del cristiano. Y que no es otra cosa que la unidad de Dios Padre con Jesús y, al mismo tiempo, nuestra unidad total con la Trinidad Santa mediante el Espíritu. Es un párrafo muy importante que deberíamos leer varias veces y hacerle sitio en nuestros corazones.
3.- El evangelio de Mateo sigue narrándonos las enseñanzas de Jesús de Nazaret en el Sermón de la Montaña. Y hoy expresa el máximo del amor, la plenitud del amor cristiano que rompe hasta lo razonable: nos pide que amemos a nuestros enemigos. Pero sucede que para Jesús no puede haber amores a medias, amores de conveniencia. El amor ha de romperlo todo y construirlo de nuevo si hubiera desaparecido.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
El Padre Javier Leoz nos ofrece –esta vez un poco más larga—una preciosa oración para estos momentos finales de nuestra Eucaristía

¿CÓMO ME PIDES TANTO, SEÑOR?


Exhortación de despedida
La Eucaristía de hoy ha sido una gran escuela de amor, de un amor muy fuerte y muy difícil, como solo Jesús de Nazaret nos puede mostrar. Amemos a nuestros enemigos, sea come sea, y aunque algo muy nuestro se rompa por dentro. Es Jesús quien nos lo pide.

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