26 enero 2014

Hoy es 26 de enero. 3º Domingo de Tiempo Ordinario

Hoy es domingo, 26 de enero.
Señor, necesito hacerme consciente de tu presencia, saber que estás conmigo, que me habitas en lo profundo del corazón. Por eso te busco y me dispongo en este rato de oración a escuchar tu palabra, para que me interpele y me lleve a ti.


La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 4, 12-13):
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftali. Así se cumplió lo que habla dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.» Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: -«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.» Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: -«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redel con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.
En el evangelio de este domingo San Mateo nos presenta como el prólogo-síntesis de lo que será la misión profética de Jesús. Dos elementos característicos de esa misión aparecen en él: Jesús predica y Jesús confirma su enseñanza con las obras que hace. El comienzo fue el anuncio de una alegre noticia: “está cerca el reino de los cielos”:  Dios va a comenzar a realizar su proyecto salvador del hombre, el señorío de Dios -que es Amor-  sobre el mal, el egoísmo, el odio, el sufrimiento, la injusticia, el pecado... está ahí. A quienes escuchan, la proximidad del Reino les exige acogerlo, convertirse. De ahí la llamada de Jesús: “Convertíos.” Hay que cambiar de criterios orientadores de la vida para adecuarlos a la voluntad de Dios.
Entonces nos daremos cuenta de que Dios nos ama, que Dios está cerca de nosotros y viviremos más unidos a él. Ésta llamada la haces hoy, Señor, a mí. A veces vivo tan instalado en una fe rutinaria, poco exigente, de ir tirando, que, al oír la llamada a la conversión, a hacer una opción personal y más radical por ti y por tu Reino, pienso que no es para mí. Señor, que escuche tu llamada, que no tema optar decididamente por ti y por tu Reino.
Jesús anuncia el Reino y lo muestra: “Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo”. Diríamos: teoría y práctica, anunciar y actuar. Al anuncio han de acompañar acciones concretas de ayuda a los que sufren, que ratifiquen lo anunciado. Las curaciones de Jesús eran signos que ponían de manifiesto la realidad del Reino que anuncia, un Reino donde no hay lugar para el mal y el pecado. La conversión, por tanto, o pasa por el compromiso en la lucha contra el mal y el pecado, o será sólo de nombre. He de continuar la tarea iniciada por Jesús: a este mundo atribulado, sometido a tanta injusticia, violencia y dolor... he de anunciarle la alegría del reino de Dios. Pero al estilo de Jesús: con la palabra y con las obras. Sólo entonces seré testigo creíble de la buena noticia de Jesús. ¿Lo hago así, o me quedo en el anuncio, sin acciones de servicio, de entrega y compromiso liberador de los que sufren? Señor, que no predique sólo, sino que de también trigo, que haga obras del Reino.
Después de anunciar la buena noticia del Reino y llamar a la conversión, vemos a Jesús que se busca unos colaboradores: “Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: -«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”. Más adelante, llamó a Santiago y Juan. Jesús necesitaba, y sigue necesitando, colaboradores para la tarea iniciada. Para ello nos llama también a cada uno de nosotros. Ojalá respondamos a su llamada con tanta rapidez y decisión como aquellos pescadores.
Por otra parte, empieza Jesús su predicación en la Galilea de los paganos, la región de Palestina más paganizada y alejada de la práctica religiosa. En ello ve san Mateo el cumplimiento de las palabras de Isaías: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló.” Este mensaje es también para hoy: hace falta que la luz –que es Cristo-  llegue hoy a los más alejados, a los que viven sumergidos en la oscuridad, en el dolor, en la opresión. Y para que les llegue la luz de Cristo y conozcan el amor de Dios manifestado en Jesús, me ha llamado el Señor. Que no te falle en el encargo, Señor... ¡Este mundo necesita tanto de ti...!
Con confianza me dirijo a Dios. Comparto con él los sentimientos, los deseos e inclinaciones que surgen en mí. Se los ofrezco para que él los acoja y yo sepa discernir a dónde me llama el Señor.
Una luz les brilló

Siempre hay alguna angustia, alguna pena,
algún rincón del hombre sojuzgado...,
alguna mordedura del pecado,
en que amenaza el pus o la gangrena.
Siempre hay una tinaja medio llena,
la sombra de un mensaje, mutilado
por la voz del heraldo, que ha velado
la claridad de la palabra plena.
Pero hay siempre una estrella en cada trance
un criterio de fe viva al alcance
del corazón que hacia la luz camina...
¡Espera en el Señor y sé valiente!
¡Ten ánimo! Un brazo omnipotente
acompaña a la iglesia peregrina.
Pedro Jaramillo
Que esta oración te pueda acompañar a lo largo de la semana, repitiendo en tu interior, una y otra vez: Ven y sígueme, haré de ti pescador de hombres…; Ven y sígueme, haré de ti pescador de hombres…