01 noviembre 2013

Para reflexionar...

El viaje hacia Jerusalén va terminando. Jericó es el último alto en este camino. Al llegar, tiene lugar el encuentro con un ciego, a quien Jesús devuelve la vista, y, una vez en la ciudad, la curiosa escena que escuchamos hoy.
El primer acto presenta a un personaje llamado Zaqueo. Su descripciónessignificativa:esunhombre importante e influyente (jefe de publicanos), aunque, al mismo tiempo, despreciado por los judíos piadosos; su status social confirma su influencia (era rico), aunque, por eso mismo, alejado del reino de Dios («qué difícil para un rico...»). No obstante, se trata de un hombre que busca conocer a Jesús, que muestra una disposición positiva hacia Él, y que hace lo posible para poder verle.
Es significativo su deseo por ver a Jesús: busca conocer («buscaba ver a Jesús»). Pero algo se lo impide: no es la estatura, sino la gente lo que no deja a Zaqueo ver a Jesús. Son los mismos que murmurarán contra Jesús porque entra en casa de un publicano.
En el segundo acto entra en escena Jesús y, como sucede con frecuencia, la narración “da un vuelco”. Jesús llega junto al árbol en que se ha subido Zaqueo y toma la iniciativa: es Jesús quien mira hacia arriba y ve a Zaqueo. El que buscaba ha sido encontrado; el que quería ver ha sido visto. Y esto transforma la escena.
La “auto-invitación” de Jesús está expresada con un vocabulario que recuerda la intervención salvífica de Dios en medio de su pueblo: «Es necesario que hoy permanezca en tu casa». Al final del relato se hará explícito el significado de este encuentro: en Jesús se hace presente ya la salvación ofrecida por Dios. Ésta es la misión a la que ha sido enviado y que resume toda su actividad: buscar y salvar lo que estaba perdido. Éste es el modo de actuar de Dios.
La reacción de Zaqueo es doble. La primera contrasta nuevamente con la gente que le rodea. Él baja rápidamente del árbol y recibe a Jesús con alegría. Ha encontrado lo que estaba buscando. Más bien ha sido encontrado por «el que viene a buscar lo que estaba perdido». Y, ahora, los que antes “no le dejaban ver”, le consideran pecador y se escandalizan de que Jesús vaya a su casa. Son incapaces de descubrir la presencia de la
relato se hará explícito el significado de este encuentro: en Jesús se hace presente ya la salvación ofrecida por Dios. Ésta es la misión a la que ha sido enviado y que resume toda su actividad: buscar y salvar lo que estaba perdido. Éste es el modo de actuar de Dios.
La reacción de Zaqueo es doble. La primera contrasta nuevamente con la gente que le rodea. Él baja rápidamente del árbol y recibe a Jesús con alegría. Ha encontrado lo que estaba buscando. Más bien ha sido encontrado por «el que viene a buscar lo que estaba perdido». Y, ahora, los que antes “no le dejaban ver”, le consideran pecador y se escandalizan de que Jesús vaya a su casa. Son incapaces de descubrir la presencia de la salvación de Dios en la acogida a los pecadores.
La otra reacción es el cambio en la vida de Zaqueo. El auténtico encuentro con Jesús lleva a la conversión. El recaudador de impuestos, que se había aprovechado de los pobres, decide compartir y obrar con mayor justicia. Ahora bien, este cambio en la vida de Zaqueo no es la condición para su salvación. La medida de Dios es otra. Jesús entra en su casa porque ha salido a buscar al pecador. Y le ofrece la salvación como don, como regalo de Dios. Experimentar este don es lo que provoca en Zaqueo un cambio de vida. Dios no pone ninguna condición a su amor
Óscar de la Fuente

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