27 octubre 2013

Los Franciscanos celebran hoy: EL ESPÍRITU DE ASÍS

El "Espíritu de Asís" es un impulso al encuentro que inauguró el Papa Juan Pablo II el 27 de octubre de 1986 en el Encuentro Interreligioso celebrado en la ciudad de Asís. Cuando respondiendo a su llamada, rezaron y ayunaron juntos ciento cincuenta representantes de las doce principales religiones del mundo. Un soplo del Espíritu Santo para lograr armonía y paz en el mundo inspirado en el Hermano Francisco. Una propuesta para recorrer caminos de encuentro, de diálogo y amistad, primeramente con cristianos de diversas denominaciones y luego con todos los creyentes en Dios.
El Movimiento Ecuménico, al que ya la Iglesia Católica se fue incorporando antes del Vaticano II, recibió un impulso decisivo por parte católica mediante este Concilio con el decreto Unitatis redintegratio: "El empeño por el restablecimiento de la unión corresponde a la Iglesia entera, afecta tanto a los fieles como a los pastores, a cada uno según su propio valor, ya en la vida cristiana, ya en las investigaciones teológicas e históricas. Este interés manifiesta la unión fraterna existente ya de alguna manera entre todos los cristianos, y conduce a la plena y perfecta unidad, según la benevolencia de Dios."
paloma
El mismo Concilio promulgó la carta magna del diálogo interreligioso, que es la declaración Nostra aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. Después del desarrollo postconciliar del ecumenismo intereclesial, en las últimas décadas se ha incrementado el ecumenismo interreligioso. Juan Pablo II lo está impulsando decididamente por su acción y sus enseñanzas pastorales: desde su visita a la sinagoga de Roma y los encuentros interreligiosos de Asís (1986 , 1993 y 1996) a sus enseñanzas en la Redemptoris missio o la recepción del líder islámico Alí Jamenei durante 1998, sin olvidar aquellos maravillosos gestos de respeto religioso durante la visita jubilar a Jerusalén en el 2000.
"Es necesario que los cristianos se estimen y profundicen los signos de esperanza presentes en este último fin de siglo, a pesar de las sombras que con frecuencia los esconden a nuestros ojos...en el campo eclesial, una más atenta escucha de la voz del Espíritu a través de la acogida de los carismas y la promoción del laicado, la intensa dedicación a la causa de la unidad de los cristianos, el espacio abierto al diálogo con las religiones y con la cultura contemporánea".

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