15 febrero 2013

Evangelio del día y reflexión 15 febrero



Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 9, 14-15

Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan Bautista y le dijeron: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos mucho mientras que tus discípulos no ayunan?»
Jesús les respondió: «¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán».

Compartiendo la Palabra
Por Rosa Ruiz, Misionera Claretiana

¿Cuál es el ayuno que Tú quieres, Señor?

Cuaresma y viernes: día penitencial para un cristiano. Las lecturas, por si quedaba alguna duda, lo expresan claramente. Por boca de Isaías, Dios se asombra de que podamos expresar deseos de conocer sus caminos, querer ser fieles a sus sentencias practicando ayunos y mortificaciones y, a la vez, desatendernos de cuantos nos rodean. ¡No solo del pobre, del preso, del hambriento, sino de todo lo que no sea mi propio interés, mi propio yo! Ciertamente, es una lectura dura si dejamos que toque nuestro corazón. Que fácil es ayunar, privarnos de ciertos alimentos y hacer algunos gestos visibles y no tocar ni por asomo mis actitudes más arraigadas, las más necesitadas de conversión: “dar puñetazos sin piedad”, generar disputas entre nosotros, no reconciliarnos con quien nos ha herido, no pedir perdón a quien hemos dañado, seguir cerrado en mí mismo… Cada uno tendríamos que poner aquí nuestra propia llamada… lo que está más necesitado de conversión, ayuno y renuncia en mi vida. Aquí y ahora. Y a partir de ahí, quizá se de el “milagro” y nos brote carne sana. El Señor en persona responderá a nuestra oración. ¿Por qué nos cuesta tanto “personalizar” la fe, la cuaresma, el ayuno que Dios quiere?

¿Será porque no tenemos conciencia de vivir junto al novio en la fiesta de bodas? Así lo expresa el evangelio de hoy: la vida de un cristiano es una celebración de bodas. Todo dependerá de tu cercanía con el novio, con Jesús… Porque los amigos del novio no ayunan cuando está con ellos. Lo malo es vivir una fe tan plana que ni nos alegramos en exceso junto a Jesús ni ayunamos en profundidad cuando es tiempo de conversión. El ayuno y la penitencia de un cristiano no pierde profundidad por saberse viviendo en una continua fiesta, al lado del Resucitado. No lo olvidemos en cuaresma.
Al menos por hoy, pensemos cómo hacer de este viernes un día penitencial que agrade a Dios. Un corazón contrito que busca misericordia en Dios, como reza el salmo… Quizá sea el mejor camino para aprender a negarnos a nosotros mismos, no con prácticas huecas y ostentosas, sino en la verdad que abre espacios a Su Presencia. Quizá este pequeño, bello y antiguo texto del P. García Nieto nos ayude en el día de hoy:
“He visto también con mucha alegría,
cómo cuanto más lucho por salir de mí e ir a Vos,
más dentro de mi me encuentro;
y es que Vos estáis más dentro de mi que yo,
o que yo no estoy en mí, sino cuando estoy en Vos.
Que cuanto más me decido a hacerme guerra, más en paz me encuentro.
Que cuanto más me renuncio, más me poseo.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario