12 noviembre 2012

Santos del Día


SAN JOSAFAT. Nació en Wolodymir (Ucrania) hacia el año 1580 en el seno de una familia ortodoxa. En Vilna conoció a los católicos uniatas (cristianos de rito oriental en comunión con la Sede romana) y se unió a ellos. En 1604 ingresó allí en la Orden de San Basilio y se ordenó de presbítero en 1609. Celoso sacerdote y religioso, fue superior del monasterio de Byten y luego archimandrita de Vilna. Fue elegido obispo de Polotsk en 1617. Trabajó infatigablemente por la unidad entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, impulsó entre sus fieles el deseo de la unidad católica, cultivó el rito bizantino eslavo. Desplegó con gran celo el culto y la disciplina de la Iglesia, restauró la catedral, convocó cada año el sínodo y ayudó cuanto pudo a los pobres. Sus enemigos, los que no admitían la existencia de los uniatas, lo asesinaron cruelmente en Vitebsk (Bielorrusia) el 12 de noviembre de 1623. Fue mártir de la unidad de la Iglesia y de la verdad católica.- Oración: Aviva, Señor, en tu Iglesia, el Espíritu que impulsó a san Josafat, obispo y mártir, a dar la vida por su rebaño, y concédenos, por su intercesión, que ese mismo Espíritu nos dé fuerza a nosotros para entregar la vida por nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SAN MILLÁN (O EMILIANO) DE LA COGOLLA. Las dos fuentes principales para conocer su vida son san Braulio de Zaragoza y Gonzalo de Berceo. Nació en la diócesis de Tarazona. Era hijo de pastores y fue él mismo pastor hasta que decidió dejar su oficio y su pueblo y retirarse al yermo para dedicarse a la vida contemplativa, en la que se inició con el ermitaño san Felices. «Cuarenta años vivió solo por la montaña», dice Gonzalo de Berceo. Conocedor de sus virtudes, el obispo de Tarazona lo ordenó de sacerdote y lo nombró párroco de Berceo (La Rioja). Era pródigo en dar limosna a los pobres y los demás clérigos lo tuvieron por malversador de los bienes de la Iglesia. Tomó parte en el asunto el obispo y Millán volvió contento a la montaña, aunque siguió visitando el pueblo. En torno a él se fue formando una comunidad que luego se convertiría en el gran monasterio de San Millán de la Cogolla. Murió el 12 de noviembre del año 574.
SAN DIEGO DE ALCALÁ. [Murió el 12 de noviembre y los franciscanos celebran su memoria el 13 del mimo mes]. Nació en San Nicolás del Puerto (Sevilla) hacia 1400, de familia humilde. Muy joven abrazó la vida eremítica en la serranía de Córdoba, entregándose a la oración y al trabajo. A la edad de 30 años ingresó en la Orden franciscana como hermano laico; era analfabeto y se dedicó a los oficios más humildes como hortelano, enfermero, portero. Residió en varios conventos de su Provincia, promoviendo con su ejemplo el movimiento de la observancia. En 1441 partió como misionero a las islas Canarias, donde evangelizó, enseñó a cultivar la tierra y defendió los derechos de los nativos; lo nombraron superior del convento de Fuerteventura, pero se vio abrumado de dificultades. En 1450 se trasladó a Roma, donde atendió a apestados, a pobres y enfermos, curando con su oración a muchos. Pasó sus últimos años en Alcalá de Henares (Madrid), edificando a todos con su santidad y sabiduría evangélica. También es famoso por los milagros que Dios obró por su medio. Murió en Alcalá el 12 de noviembre de 1463.- Oración: Dios omnipotente, que derribas del trono a los poderosos y enalteces a los humildes, concédenos imitar la humildad de san Diego de Alcalá, para hacernos partícipes de su gloria en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
BEATO JUAN CINI DE LA PAZ. Nació en Pisa (Italia) en torno al año 1270. Se le llama "de la Paz" porque vivió y murió, como ermitaño, cerca de la "Porta della Pace" de Pisa. De joven fue soldado, turbulento y de vida poco edificante. Participó en el asesinato del arzobispo de Pisa, por lo que fue excomulgado y encarcelado. Esto y la reflexión sobre los males que había causado lo llevaron a una profunda conversión. Cumplida la condena, se dio a la vida de penitencia y vistió el hábito de la Tercera Orden de San Francisco. Se consagró a las obras de beneficencia, particularmente en la «Casa de Misericordia», promovió la limosna discreta a los pobres vergonzantes, fundó la congregación de los Terciarios Franciscanos Ermitaños o Fraticelli. Su vida y sus obras indujeron a muchos a la conversión o a una vida más cristiana. Sus últimos años los pasó encerrado en una celdita. Murió el 12 de noviembre de 1340.