10 junio 2012

Benedicto XVI anima a vivir la Eurocopa 2012 en espíritu de paz y alegría


Noticia publicada en Aciprensa
El Papa Benedicto XVI afirmó que la Iglesia no puede permanecer indiferente ante eventos como la Eurocopa 2012, que se inaugura mañana viernes, e invitó a los participantes y al público en general a vivir esta competencia deportiva en espíritu de paz y de alegría.
El Papa dijo estas palabras en un mensaje enviado al Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, Mons. Józef Michalik, con motivo de la Eurocopa 2012 que será disputada en Polonia y Ucrania del 8 de junio al 1 de julio.
Según informó Radio Vaticana, el Santo Padre señaló que se trata de un evento que involucra no sólo a atletas y aficionados, sino también a la vida y a la sociedad de distintos países y ante el cual la Iglesia no puede permanecer indiferente.
En ese sentido, recordó las palabras del Beato Juan Pablo II –un gran aficionado del fútbol que solía jugar en la posición de arquero–, que decía que "el deporte es importante para el desarrollo integral de la persona y es un elemento muy útil para la construcción de una sociedad a medida del hombre. El sentido de fraternidad, la generosidad, la honestidad y el respeto por el cuerpo ayudan a construir una sociedad civil donde el antagonismo se sustituye por una competencia sana, y donde el encuentro es preferible al conflicto".
De esta manera, explicó Benedicto XVI, el deporte "no es un fin sino un medio, puede llegar a ser un vehículo de civilización, animando a las personas a poner en el campo lo mejor de sí mismas y a rechazar lo que podría ser peligroso o gravemente perjudicial para uno mismo o los otros".
Los deportes de equipo, indicó, "son una escuela importante para educar el sentido del respeto por los demás, incluso del adversario deportivo; ayudan al espíritu de sacrificio personal por el bien de todo el grupo; mejoran las relaciones dentro del equipo".
Además, concluyó, el deporte hace "que se supere la lógica del individualismo y el egoísmo, que a menudo caracteriza las relaciones humanas, para dar cabida a la lógica de la fraternidad y el amor, la única que permite promover –a todos los niveles– el verdadero bien común".