18 septiembre 2011

Celebración de los Estigmas del padre San Francisco


DSC03102

CELEBRACIÓN DE LOS ESTIGMAS DEL PADRE SAN FRANCISCO
(Monte Alverna, 17 de septiembre de 2011)
Fr. José Rodríguez Carballo, ofm
Ministro general, OFM
Gal 6, 14-18; Lc 9, 23-26
Queridos hermanos y hermanas, ¡el Señor os dé la paz!
También este año el Señor nos ha concedido la gracia de subir a este monte santo para contemplar a Francisco como icono de Cristo crucificado. Este hombre, verdadero amante e imitador de Cristo, como lo llama santa Clara (cf. TestCl 5), configurado con el Crucificado en su corazón, lo fue también en su cuerpo, recibiendo los estigmas en este monte, dos años antes de morir, y convirtiéndose en el estigmatizado del Alverna, como lo definió el beato Juan Pablo II, peregrino, también él, en este Calvario franciscano.
Son muchas las fuentes historiográficas que nos narran lo que sucedió en este lugar dos años antes de la muerte de Francisco, es decir en 1224 (cf. 1C III; LM XIII). Francisco que amaba retirarse a esta soledad fructífera del Alverna, vino aquí para vivir en ayuno, penitencia y oración la cuaresma de San Miguel. Enfermo, cansado físicamente, doliente en su cuerpo y en su espíritu: tal era Francisco cuando llegó al Alverna. En torno a la fiesta de la Exaltación de la santa Cruz, al advertir, sufriendo, más íntimamente la cercanía del dolor de Cristo, prueba, sin embargo, al mismo tiempo, un gozo profundo (cf. LM XIII, 1.3).
Y es entonces cuando le sobreviene la más alta manifestación de lo sobrenatural: los estigmas, convirtiéndose entonces en el alter Christus,fidelísima copia de Cristo crucificado, verdadero amigo de Cristo, como lo llama Buenaventura. Él, en cuyo corazón había quedado esculpida la efigie del Crucificado desde cuando lo había escuchado en la iglesita de San Damián, ahora, en la cima de este monte, se configura, también exteriormente con Cristo. El amante (Francisco), viene transformado por el Amado (Cristo). Ninguno puede negar hoy la autenticidad de este hecho, como ninguno tiene duda en afirmar que Francisco fue el primero en la historia de quien se sepa que ha tenido las cinco llagas.
Del silencio que impone Francisco mismo sobre el hecho y custodiado con tanta fidelidad por sus compañeros, bien podemos afirmar que esta experiencia altamente mística debe ser considerada única, irrepetible y personal por quien la había vivió, por Francisco mismo. El dolor que él había sentido de nuevo a causa de la pasión de Cristo en su propia carne debía permanecer una experiencia suya incomunicable, de la cual no se necesitaba hablar.
Esta experiencia de los estigmas que profundiza sus raíces en la constante contemplación de la pasión de Cristo. De hecho, la meditación y la consideración de la pasión de Cristo, junto con la meditación y consideración de su nacimiento, ha sido la parte más profunda de la espiritualidad del Poverello y componente esencial de su íntima experiencia religiosa.
Con el corazón rebosante de gozo, intentemos queridos amigos, en cuanto sea posible, entrar en el misterio de los estigmas de Francisco. Si las señales de los clavos en el cuerpo de Jesús son el “sacramento” del amor del Hijo de Dios por la humanidad, los estigmas del cuerpo de Francisco son las señales de amor de Jesús por él y, al mismo tiempo, las señales del amor apasionado (cf. LM XIII, 2) de Francisco por el Señor Jesús. Contemplemos las llagas de Cristo y digamos dolor pero, sobre todo, digamos amor; contemplemos los estigmas de Francisco y digamos también dolor, pero digamos también amor. Las llagas nos hablar del amor más atroz y más desgarrador que jamás se haya sufrido sobre la tierra, pero hablemos, sobre todo del amor más grande, más fuerte, más puro que nunca ha sido expresado en la historia de la humanidad, el amor de Jesús que “os amó y se entregó por nosotros” (Ef 5, 2). Hablando de los estigmas también hablamos del dolor que, como en el caso de Jesús no solamente es dolor físico, sino hablemos también y sobre todo de amor: el amor más grande que jamás un hombre ha tenido por su Señor. SEGUIR LEYENDO...