12 enero 2011

¡¡Bienvenido 2011!!


Por Matilde Gastalver


Quiero empezar este 2011 como un regalo. Sé que ha de parecer ironía para quienes lo empiezan desde el dolor. Demasiadas y demasiados tendrían que discrepar de mis palabras, y les pido perdón si mis ilusiones hieren en sus desdichas.
Pero mi sentimiento, no es un sentimiento ingenuo sino una llamada a la gratitud. La vida se nos da como don cada mañana y también la naturaleza y la amistad y la belleza y el silencio, también en el dolor. Hay miles de cosas que nos rodean que son regalo de la Vida que hay en la vida. Ese es el sentimiento ante el estreno de un nuevo año.
Yo me siento ante el 2011 sabiendo que va a ser lo que yo quiera hacer de él. No espero para ser feliz resultados mágicos de cambios económicos, soy escéptica ante las promesas de programas sociales. No espero que nuestros políticos rebajen sus sueldos y dejen sus prebendas; vivo como muchos el desencanto político y económico. Es muy posible que nada de eso cambie.
Sin embargo el 2011 será lo que yo quiera que sea. Haré en él, el bien que yo haga, y eso me da poder para hacer que sea un año más bueno. Podré compartir de lo que tengo y entonces podré hacer que el 2011 sea más justo. Podré derrocharme en detalles de amor y cuidado y entonces aseguraré que el 2011 sea más cálido y acogedor.
Puedo poner en él a Dios y entonces Dios habitará el 2011. Puedo poner esperanza por encima de mis desesperanzas y entonces el horizonte se abrirá para mí y para muchos. Pondré mi esfuerzo, mi trabajo y mi inteligencia para hacer que sea un año más humano, y eso está en mis manos, como en las de todos.
Sé que después de mis ilusiones vendrán 365 días para ensayar los buenos deseos. Habrá días difíciles, vendrá el desánimo, el tedio, la desgana, la desilusión…, porque la vida es así. Pero cada día se me ofrecerán las fuerzas, si las recojo, y podré humildemente reafirmar mis quereres.
Esta mañana he querido empezar el año dedicando un rato a mis padres ya muy mayores. Estaban viendo el concierto de Año Nuevo. Un concierto a las 11 de la mañana, rompiendo esquemas horarios. Así ha de empezar el 2011, como un concierto de mañana, como empieza el día al amanecer.
Franz Welser-Möst, dirigía todos los instrumentos, desde las humildes castañuelas a los selectos Stradivarius. Dirigía cerrando los ojos, poseído por la música, sintiendo en sí mismo el sonido de cada uno de los instrumentos.
Todo era armonía en la Filarmónica de Viena y el Musikverein no me ha parecido tanto ofensivo en su riqueza, quizás porque la música era alegre y tan bella como la creación, y por tanto también se me ha antojado sagrada, obra de las manos creadoras del ser humano a semejanza de un Dios presente en todo.
Las coreografías y el ballet me llevaban a pensar en Jesús cenando alegremente entre los amigos para hacer presente el Reino de Dios. ¡Qué religión tan especial la suya, que convierte en sagrado lo más humano y lo cotidiano, que vive como extraordinario lo ordinario!
De nuevo he pensado en el 2011, de vivir al ritmo de valses y de armonía. Poner música donde nada suena bien, donde hay desarmonía y desconcierto. Quizás pueda yo abrir las puertas del Musikverein a otro público que ahora no tiene entrada: es el 2011 de la gratuidad, sin exigencias de vestimenta. Música y valses para todos, también para los últimos y olvidados, para hacer del 2011 un concierto de 365 sonidos armoniosos.

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